jueves, 1 de marzo de 2012

Libros




Generalmente los libros elevan. Por eso también calzan mesas cojas y sofás desvencijados.

Para algunos la montaña de libros tan sólo forma parte del muro que les impide ver la realidad. Árboles que no dejan ver el bosque.

 Depende de los libros. Algunos, más que elevar, sólo cavan fosas comunes a los pies: Mein Kämpf de Adolf Hitler, Tecnica del colpo di Stato de Curzio Malaparte, El libro rojo (毛主席語錄, Máo zhǔxí yǔlù) de Mao o Das Kapital de Karl Marx son libros plagados de errores intelectuales, morales y éticos, y de ideas criminógenas sobradamente comprobadas por la historia.

El Corán o la Biblia, si son el único libro, también han llegado a justificar los crímenes más horrendos de las mentes más oscuras.

No bastan un puñado de libros para ver por encima del muro de la ignorancia, del odio, de la violencia.

Sin compasión, sin razón, no somos nada por muy enanos a hombros de gigantes que nos sintamos, tras leer tan sólo unos pocos libros.

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